El molino de Piedrafita
Esta pequeña y quizá desconocida localidad montañesa de Piedrafita la Mediana es, por otra parte, gran fuente de sorpresas. Entre sus excepcionales paisajes y enclave privilegiado, nos hemos encontrado con el origen de un río, sus puentes, el punto de inicio a la ascensión de un puerto, restos de trincheras de “cuando la guerra”, un cáliz custodiado en un museo…
Descubrimos ahora los restos de lo que fue un molino, que funcionó durante la primera mitad del siglo XX y fue fábrica propia de luz y del que, desgraciadamente, poco podemos contar, ya que se ha perdido la mayor parte de la documentación histórica relativa a la zona.
Parece ser que además de esta función también se utilizaba para moler el grano, como se habría hecho desde tiempos más antiguos por sus vecinos a través del establecimiento de turnos o “suertes”.
Encontramos la mención de hasta dos molinos en Piedrafita, en la obra “Arbolio, memoria gráfica”, de Ángel Fierro y Fulgencio Fernández, e incluso se citan tres en el documento “Inventario de los molinos de la provincia de León en el Catastro de Ensenada y en los Diccionarios de Miñano y Madoz”, (documento que constituye la tesis doctoral de Pablo Zapico Gutiérrez).
En este texto recopilatorio se alude al Catastro de Ensenada, donde se mencionan tres molinos en Piedrafita. A continuación transcribimos dos fragmentos en los que encontramos información sobre ellos:
[…] Piedrafita.
En el Catastro de Ensenada se alude a tres molinos harineros de una sola rueda que muelen centeno con agua de arroyo en tiempo de invierno y avenidas. El primero, al que llaman el de Arriba, es propiedad de José y Pedro Fernández; Marcos González; Bartolomé García; Gabriel Suárez y Juan Castañón. El segundo, que se denomina el de Abajo, y es propio de Juan Fernández de la Concha; José González; Vicente Fernández y Escolástica de la Concha y el tercero, conocido como el del Soto, y es de Juan Fernández; Gabriel Suárez, José Castañón; María Alonso; Vicente González y Felipe Suárez. En el Diccionario de Miñano y en el de Madoz, no se recoge nada sobre molinos. […]
[…] Ayuntamiento de Cármenes.
Cabecera del río Torío, y donde éste se abre a su primera vega, es muy montuoso en su cabecera y en los cierres laterales con el Bernesga y el Curueño. Su aislamiento, sobre todo en invierno, que prácticamente impedía las comunicaciones, hizo que el desarrollo de la molturación se ciñera a las necesidades locales. En este término Ensenada cita sesenta y ocho molinos, Miñano ninguno y Madoz cuatro. De todas formas eran molinos rastreros, que daban servicio y utilidad a sus dueños y poco más,
eran pequeños, de poco porte y escasa producción. Dada la enorme dificultad de desplazamiento durante el invierno, la proliferación de molinos obedeció también a la necesidad de que estuvieran muy cercanos a sus dueños, pues en invierno era muy difícil desplazarse con la climatología de la zona y las grandes nevadas, que a veces tardaban mucho tiempo en deshacerse. Eran en su mayor parte rastreros de una rueda y privados, algunos estaban divididos en suertes. […]
GALERÍA FOTOGRÁFICA:
Los textos transcritos proceden de:»Inventario de los molinos de la provincia de León en el Catastro de Ensenada y en los Diccionarios de Miñano y Madoz», Tesis Doctoral de Pablo Zapico Gutiérrez, en: http://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/22081/1/Tesis1176-170112.pdf